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Trabajar como prostituta virtual

  • Foto del escritor: Cris
    Cris
  • 1 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

Desde que vi la película de Buñuel “Belle du Jour” que sentí la curiosidad por emular a Catherine Deneuve y el papel que interpreta en la película. Desde joven tuve la curiosidad curiosidad por trabajar como acompañante de alta categoría. Imaginé como prostituta, me adentraría en un mundo lleno de aventuras, emociones y lujos. Y, por supuesto, sin descartar las relaciones sexuales.

Mi vida real tomó otro camino, me casé, tuve dos hijos y le fui fiel a mi marido. Cuando tenía algo más de treinta años mi marido me comentó sobre la conveniencia de ampliar nuestras relaciones sexuales poniendo entre nosotros a una tercera persona. En un principio me negué, aunque no debía estar muy convencida, cuando mi marido insistió alguna vez más hasta conseguir mi aprobación de asistir. Desde la primera experiencia, en un trío con un amigo común, hasta fiestas en clubs swinger, pasaron más 25 años. Probamos casi de todo en las relaciones sexuales, nuestros límites de común acuerdo estaban en la escatologia.

Pasados unos años, ya de lleno en el ambiente, él me propuso una nueva fantasía, me pidió opinión sobre prostituirme en un lugar discreto. ¡Trabajar de prostituta!, no me hizo falta pensarlo demasiado, podría cumplir el viejo sueño, la antigua fantasía. Ambos avenimos que tipo de prostituta iba a ser. No se nos paso por la cabeza ser como las callejeras, ni trabajar en un burdel, se trataba de una fantasía y como tal iba a desarrollarse.

En ciertos hoteles, generalmente de paso, se alojaban hombres solos, que estaban unos días en la ciudad por motivos de trabajo, me dijo que sabía de alguno que además eran completamente discretos. Me pareció que eran un buen lugar, también me gusto la idea que al tratarse de hombres de paso, no se crearía ningún tipo sentimiento afectivo. La fantasía fue realidad y un total de seis veces a repetimos.

Seguimos en el ambiente swinger hasta que a mediados de la cincuentena ya nos veíamos sin el empuje de años atrás ni tampoco el físico nos acompañaba como antes. Entonces es cuando descubrimos Second Life, vimos la oportunidad de seguir contactando con alguien. Al cabo de muy poco tiempo, mi marido se dió cuenta que no iba a ser posible y lo dejo. Por el contrario desde mis primeros pasos me convertí en una escort, fue emocionante recibir L$ (moneda virtual en Second Life) de gente desconocida que quería tener sexo, aunque virtual ese detalle me compenso anímicamente.

Trabajar como Escort no es para todas. Para poder trabajar como escort necesitas. tener la combinación de belleza, inteligencia, sensualidad y la capacidad de entretener. Si se tienen estas calificaciones, hacer el role como escort es divertido y educativo. Lo de menos son las ganancias por los servicios. Como prostituta virtual, se consiguen citas con hombres que no conocerías y sobre todo conocerás a hombres de todo tipo de característica personal, muy encantadores y con buen ojo para el placer.

 
 
 

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